Cuando mi estadía en este mundo llegue a su ocaso,
tus ojos secos deben de estar, un temple de acero y postura erguida cual roble frondoso y orgulloso
debes mostrar.
debes mostrar.
Contra cualquier opinión, propia o ajena,
las sinfonías que deleitaban mi oido deben sonar.
Aunque lagrimas y lamentos han de sobrar,
de los buenos recuerdos han de hablar.
Perfectamente sé, que las estrellas
y la luna de mi, se han de olvidar,
aquellos que me han amado u odiao
presentes van ha estar...
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